domingo, 7 de octubre de 2012

La montaña mágica

Las calaveras están de moda.  Mierda.
Dicen por ahí que ya no soy exclusiva.  Antes me tenía que ir al Crom-Anaconda en Zaragoza a comprarme mis pañuelos de calaveras y las camiseticas y ahora, mira tú por dónde, están en el Pimkie, en el Bershka y en el Zara que mola más que el Mango... Jajajaj, ahora me acuerdo de Dani y Carlos o del Dani y del Carlos...

Tenía que empezar a escribir.  Hace mil días que no venía por aquí y esto de aquí arriba ¿es lo único que se me ocurre??

Cuando eliges una lectura no eres consciente de lo que va a ocurrir.  Esa aventura en la que te sumerges ya no depende de ti desde la primera página.  

Decidí leer La montaña mágica.  Hace ya un mes largo.  Thomas Mann.  La montaña mágica. Hans Castorp.  De pronto, Settembrini es un compañero de viaje y el tiempo algo en qué pensar. ¿Estado o individuo?  ¿Quiénes son los francmasones?  ¿Qué hacer cuando tu cuerpo está enfermo? ¿Un chaise-longue en la terraza a menos siete grados? ¿Una noche de Carnaval para hablar de amor, tan solo una noche?¿Clavdia Chauchat? Una radiografía de Hans Castorp y una radiografía de principios del siglo XX en una de las lecturas más sorprendentes, absorbentes, geniales, ingeniosas, humanas, profundas, personales, sociales, intensas, laxas, digresivas, mágicas.... que he leído jamás.

Joachim Ziemssen espera a Hans Castorp en la estación de Davos para una visita de tres semanas.  Joachim está enfermo de tuberculosis y su primo va a acompañarle unas semanas en un sanatorio en una montaña de los Alpes suizos.  Sí.  Joachim es el  primo de Hans, y a pesar de ser todo lo más lejano para nosotros, un militar que junta los talones para hablar, un muchacho que cree en el honor y la disciplina militar, un joven que se niega el amor por el deber y la guerra, a pesar de todo eso, como decimos, es un personaje al que quieres de verdad y por el que sufres y empatizas desde lo más profundo de tus sentimientos.

Y Clavdia.  Y Naphta.  Y Behrens.  Y Krokowski.  Y Mynheer Peeperkorn.  Y siempre Settembrini.  El amor. La vida.  La enfermedad.  La muerte.  La felicidad.  El tiempo.  Siempre el tiempo.  La nieve.  Las estaciones.  Aquí arriba.  Allá abajo.

Para ser honestos, aún me quedan 60 páginas de las 1000 con las que empecé y con las que mis dedos se entumecen a cada rato (ni por esas me atrevo con un e-book).  Y no quiero terminar.  No puedo.  Me ligué a la motaña mágica. Me trasladé.  Me mudé.

Quizás sea porque el resto (sin contar con la magia de mi familia) es feo y es duro: debéis saber y sabéis, o si no suponéis, que el curso NO ha empezado con normalidad....  Pero mil veces he reivindicado que este es un blog de literatura.  Y la "wert-güenza" de este curso la gritaremos en la calle.  Y la magia de este libro la manifestaremos aquí.

Una lectura mágica, sin duda.  Una lectura inolvidable.  Una experiencia única.  Unas páginas que se trasladan más allá de cuando cierras el libro.  Un estar.  Un ser.  Un pensar.  Un casi todo.  Un casi todo.  Un casi tod... Un casi t......











2 comentarios:

  1. Intenté leerlo y la montaña me pudo. Me dejé tentar por alternativas más atractivas que aquel sanatorio en el que nunca pasa nada. Algún día lo recomenzaré.

    ResponderEliminar
  2. Mi queridisima Sonia corres mucho, a veces no es fácil seguirte. Yo de momento me mudé a Madrid y todavía estoy con María y Díaz-Varela totalmente enamorada de Javier (Marías), ya nos dijiste que pasaría....Después iré a la montaña: a donde tu me digas iré.

    ResponderEliminar