viernes, 29 de abril de 2011

Todo es silencio.

Es cierto que este tiempo ha sido un largo silencio.  Necesario.  Tan necesario el silencio, a veces más que las palabras.  No caben las palabras si no hay silencio.  Hueco y silencio y palabras.

Y en este tiempo, Todo es silencio.  La nueva novela de Manuel Rivas.

La comentamos el miércoles pasado en el Club de lectura y ante todo extrajimos de sus páginas la manera tan lírica de contar una historia tan bronca. 
Del contrabando del tabaco y trapicheo menor a las redes del narcotráfico en la costa gallega.  De los naufragios en las playas de naranjas y maniquíes y ataúdes, al naufragio personal de tres niños que se hacen adultos bordeando los límites.  La infelicidad en cada uno de ellos, en Leda donde sus sueños y su independencia están atrapados en su relación de pareja; Brinco que continúa por inercia en los sucios negocios de su padre y Mariscal y el Ultramar; Fins que no ha dejado de amar a Leda y su buen oficio y su cambio de rumbo no le hacen más dichoso.  Nadie lo es si no tiene el amor que le corresponde.  Yo he nacido para ti.  Tú eres mía.  Lo sabías desde siempre.  Y no estás conmigo.

Y los lugares, el mar, la playa donde los pies de Leda apenas se hunden, piensa Fins, el Ultramar, la ciudad, los acantilados, las barcas, las casas pobres de los pescadores, la villa rica de Brinco hecho un acaudalado pobre hombre, y cómo no, la Escuela de los Indianos y las conversaciones desde el Ártico, desde Florida y desde Chile... qué sonrisa, todavía.

Y todo ello con unas imágenes bellísimas, con una prosa absolutamente poética, con lo dicho y lo entredicho, con lo latente, con lo imaginado, con lo soñado, con lo visual y no leído.

Decir que os recomiendo esta novela es ya una redundancia.  La madurez literaria de este autor asoma y se trasluce en estas apenas trescientas páginas y logra emocionarte y conmoverte en cada una de ellas.

"La boca no es para hablar, es para callar".  Así comienza esta novela.
A mí me gusta pensar que también es para sonreír, para decir cosas bonitas, para saludar, para conversar y para besar.

4 comentarios:

  1. Yo diría lo qu Miguel Hernández: cuando en la dentadura sientas un arma. La boca calla cuando muerde...

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  2. "El silensio, con s, es más mudo que el silencio". Esta frase es un estribillo más de los muchos que hay en el nuevo libro leído en nuestro club.
    Mi distancia con Manuel Rivas se acorta con esta novela. En mi mesilla de noche ahora está "Los libros arden mal", otro libro suyo, pero solo el tamaño me asusta.
    Creo que Rivas es de los autores, como García Márquez, Carlos Fuentes, Juan Rulfo o Torrente Ballester en "La saga/fuga de JB" que me exige.Me pide absoluta atención y recogimiento. Lo hago y aún así tengo que releer muchas páginas para absorberla. Envuelta en esa trama de redes de narcotráfico, extorsión y vertientes varias de la corrupción, resulta que lo que más cuenta para mí no es el tema, sino la forma.

    Me gusta la capacidad del autor para estimular mi imaginación: esa Galicia costera, de pueblos marineros, ajena a mi alma de la meseta castellana. Y sobre todo, las imágenes que dices Sonia (la bruma, el musgo, los cielos grises, el horizonte marino...)

    Coincido en la dulzura de la primera parte del libro "El silencio amigo" y en la amargura de la segunda "El silencio mudo". ¿De los personajes? Aunque el pilar base me parece Mariscal, me quedo como tú con Fins, o sea con el bueno, sobre todo por su leal y eterno amor por Leda. Amor que no se declara expresamente, pero del que no hay duda...porque forma parte de los mil silencios de la obra.

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  3. Todo es silencio... Qué ironía!

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