lunes, 21 de febrero de 2011

El Capitán Trueno.

Tengo intención de actualizar este blog diariamente, si el día lo permite. Si no es así, al menos siempre que pueda.  Los temas serán siempre (lo intentaré) literarios.

De Invisible me guardo mi valoración hasta después del miércoles, fecha en la que se celebra la reunión mensual del Club de lectura presencial.  Porque mis opiniones son encontradas, es difícil explicar cómo me costó arrancar, lo que me aburrieron las cuarenta primeras páginas, cómo el libro me atraía durante el fin de semana (sería la lluvia) y cómo me parece que sobraba absolutamente toda la última parte.  Esto son apuntes, me explayaré el jueves....

Terminado Invisible y sin ganas de agarrar otra novela,  me dirigí de manera casi frenética a un libro que me estaba esperando desde 2008 en mi estantería y al que me había acercado muchas veces sin éxito.  No porque no me gustase, no le había dado nunca la oportunidad de leer ni una sola línea, sino porque esperaba un momento especial.  Y ha llegado.  Se trata de un ensayo, o una pseudoautobiografía, o una colección de reflexiones sobre aspectos humanos que preocupan o interesan a su autor, unas cuantas peripecias vitales que te hacen sonreír y, a veces, reír a carcajadas...  Un libro difícil de definir titulado Aquella mitad de mi tiempo.  Al mirar atrás.  Y su autor es mi autor favorito, Javier Marías.
Ahora era el momento porque entre Emma (Jane Austen) e Invisible (Paul Auster) releí (o más bien leí) Corazón tan blanco, de este autor, una novela que me cautivó en su momento y que, como le decía a un amigo hace poco, es la novela que a mí me gusta leer.  Su lectura actual no sólo me ha vuelto a sorprender sino que, efectivamente, me ha hecho saber de nuevo por qué es mi novela favorita, tan favorita o tan especial como la trilogía del mismo autor titulada Tu rostro mañana que hace unos años devoré.

Que os recomiendo hoy a Javier Marías y que comienzo con él mi lista de autores o novelas o reflexiones es algo obvio.  Adoro a este autor.  Es (lo siento) mi autor.

Y con un trocito genial de Aquella mitad de mi tiempo me despido por hoy.  Mirad:

"... El Capitán Trueno, con sus inseparables Crispín y Goliath, también nos dio unas cuantas lecciones de ética práctica, aunque muchos de nuestra generación las hayan desaprendido: no se deben dejar pasar las mentiras ni las injusticias ni los abusos ni las opresiones; la amistad debe tenerse en mucho y jamás puede traicionarse; no hay que ensañarse, ni con los malvados, con los cuales cabe ser clemente si se logra derrotarlos; al enemigo hay que ofrecerle salida cuando depone las armas y ya no encierra peligro; y no hay que desesperar, porque siempre habrá una nueva viñeta, salvadora, después de la palabra mágica, "Continuará", promesa de la felicidad venidera".

1 comentario:

  1. Yo ya seguí la recomendación de nuestra "bloguera": Tu rostro mañana. Después de conseguir terminar el primero, Fiebre y Lanza (lectura difícil), los otros dos enganchan. Me gustó mucho. Os lo aconsejo.

    ResponderEliminar