Ya que estamos alternando os diré que el alternador de mi coche, que no sé lo que es ni quiero saberlo, se estropeó el miércoles y la factura me ha supuesto una suma nada desdeñable de ochocientos euros. Ya están pagados, así que ahora, con alternador nuevo o reparado (no sé), mi coche me aguarda en su plaza para comenzar mañana mismo una nueva estación.
Y en primavera, lo que hacemos, es precisamente alternar. Salir del ensimismamiento y de la conchita en la que nos hemos refugiado en las cortas tardes de invierno. Aplazar la lectura y traicionarla por una buena conversación al calor de una terraza, yo prefiero que me dé el sol, gracias. Cambiar la lana por el algodón y disfrutar la tarde larga y soleada y agradable conversando una cerveza.
Hoy os traigo un libro que me regaló mi amigo José Bretaño por mi cumpleaños. Porque de ahí saqué la expresión, "conversar un vinito", "conversar una cervecita".... Y porque alternar y conversar una cañita son momentos tan grandes como los que te proporciona leer La sombra de lo que fuimos, de Luis Sepúlveda, Premio Primavera de Novela 2009.
La novela transcurre en Santiago de Chile y sin contar nada de ella me ciño a lo que reza su contraportada: "es un virtuoso ejercicio literario puesto al servicio de una emotiva historia crepuscular y una reivindicación de los perdedores. Una novela escrita con el corazón y con el estómago, que no deja de conmover al lector, arrancar su sonrisa y, a la postre, hacerle reflexionar".
Yo os diré que son apenas 175 páginas preciosas que, efectivamente, me conmovieron y que estoy encantada de compartir hoy aquí. La primavera, trae estos premios. Gracias Bretaño!

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